contra los romanos

aunque trabajo, tengo un iphone, viajo, pago mi alquiler y me he comprado un coche, me gusta comprarme ropa buena y mala, de esta de plástico que contamine bien, compro en fruterías pero también en supermercados, gasto a tope de agua y de luz, tengo un ordenador, voy al gimnasio y me gusta en particular el deporte más caro y menos ecológico que he encontrado, compro plantas y sin querer las mato, tengo la casa llena de objetos, veo películas en el cine, procuro no meterme mucho en instagram pero me meto, uso el metro, el bus, el coche, el avión y el tren, hago intensivos de danza aunque no tengo ni idea de bailar, en fin, aunque soy una persona inserta hasta las trancas en este nuestro sistema, me gusta pensarme como una identidad anticapitalista. 

no soy anticapitalista con una ideología política por detrás, porque la verdad, soy tan pija que no me he tomado el tiempo ni el esfuerzo de diseñar mi propia ideología. no he podido adscribirme a ninguna que estuviera ya hecha, eso es lo malo, porque todas me parecen igualmente duermeburras. pero para diseñar la mía, uf. tengo muy aceptado que todo eso me da igual y la verdad es que sí, todo eso me da igual. y encima, por egoísta que sea, no me avergüenzo nada. 

sólo soy anticapitalista de alma, sin ideología y sin hechos. top!! 

y bien, por qué anticapitalista? anticapitalista de qué? 

además de anticapitalista, para responder a estas preguntas tengo que señalar cuál es mi principal interés en las cosas y en el mundo, y es la magia, lo invisible, lo inexplicable. a lo que yo llamo el alma. a lo que por otra parte me dedico mucho menos de lo que querría, y ahí es donde entra el anticapitalismo. 

leí hace poco que platón no habría escrito lo que escribió trabajando 8, 10 o las que sean horas en una oficina. esto puede ser verdad o mentira, aunque se dice que Platón efectivamente era rico y por lo tanto poco hacía con su tiempo más que dedicarse a lo que le gusta. hay muchos otros más recientes, como Wittgenstein, Hume, Jacobo Siruela, The Strokes o muchos otros filósofos, pensadores o artistas. entre los artistas? vaya! ni para empezar a hablar tendríamos, además soy mala con los nombres y los datos. yo como con la ideología. expongo tesis inventadas, sin contrastar, pero que pueden servir para charlar un rato.

hay muchos ejemplos de ricos que han podido dedicarse a lo que querían, y eso está muy bien. ser rico y aprovecharlo para algo es una cosa que, creo, a los que somos pijos pero no ricos –y a los que consecuentemente nos reconcome la envidia– se nos olvida agradecer. sinceramente, menos mal que a tantos ricos les ha interesado la filosofía, el pensamiento o el arte. qué haría yo si Platón se hubiera dedicado a estar a la bartola, o a estar sin pensar en nada? o Wittgenstein, o The Strokes (ahora que me viene esta gente a la cabeza)? y la de actores que no tendríamos, la de cosas que no sabríamos del mundo? en fin: se puede ser rico y a pesar de eso ocupar tu tiempo en crear cosas que van a cambiar el mundo después de ti. o al menos, a intentarlo. y de esa forma han ayudado a mucha gente, entre ellas yo, cuya vida, aun apresados en la oficina, aún puede ser salvada e inspirada. que lo tuvieron más fácil? puede ser, pero lo hicieron, y en muchos sentidos, gracias a eso existimos yo y muchos. 

le quita certeza eso a aquello de que si hubiera trabajado 8 horas en una oficina no habría escrito lo que escribió? creo que mucha. porque aunque no trabajaba, el tiempo de escribir todo lo que escribió se lo quitó de estar en la playa comiendo aceitunas, o tomando el sol entre los olivos. fundó la escuela de geometría, que aunque no se sabe muy bien qué es sí parece que pasó en ella algo de tiempo. con The Strokes me atrevería a decir lo mismo, aunque es verdad que en su pueblo hace bastante menos sol (y será casualidad la de artistas que salen de esos lugares lluviosos???). en fin: a lo que voy es que tener tiempo libre no te obliga a utilizarlo en cosas como escribir filosofía o hacer arte con significado. nos podemos quedar en la escritura de filosofía, porque es, creo, de lo más aburrido, solitario y de sudar tinta que estamos comentando. puede que se fuera a escribir a la playa, eso es verdad; pero en cualquier caso, estaba allí escribiendo una infinidad de libros, estaba –supuestamente– también con las clases en la academia. te pones a sumar y no le quedan tantas horas de vino y sol. 

Platón no se puso a escribir, creo, porque le sobrase el tiempo. el tiempo ayudó, fue una circunstancia a su favor como tenemos otras en contra. pero si Platón se puso a pensar y a escribir lo que pensaba –en un tiempo y comunidad además en los que no había ninguna costumbre de escribir lo que se pensaba, sino sólo, posiblemente, de pensarlo y cantarlo bajo los naranjos– fue porque lo amaba. y en concreto, escribir, ponerse a recopilarlo y a quitarse horas de deporte y amigos, sólo se hace por un cierto afán de eternidad. porque crees que aquello que estás haciendo merece la pena ser leído, merece sobrevivirte, va a aclarar algo a alguien. es verdad que el que te sobre el tiempo a veces te confunde a este respecto, y acabas tanto pensando demasiado como creyendo erróneamente ciertas cosas. pero alguien que dedicó su existencia al completo a pensar y escribir no lo hizo porque estuviera con la cabeza caliente de tanto pensar al sol. lo hizo porque lo amaba. y cuando se ama algo, se hace. quizás si hubiera trabajado no habría escrito tantos libros? puede ser. pero alguno habría escrito, porque lo habría amado. 

bueno: esto es verdad? es lo que se dice siempre, no? que si amas algo lo haces. 

creo que no es totalmente cierto; y creo que el turbocapitalismo, más culpable que de quitarnos el tiempo, lo es de haber alterado una condición tan elemental como esa. creo que el turbocapitalismo es algo capaz de cambiar en las personas una afirmación tan simple, que se cae por su propio peso, como que si amas algo lo haces. 

creo que durante toda la historia, además de artistas ricos, ha habido artistas pobres. y sobre todo creo que no tenemos ni idea de la de artistas y pensadores que ha habido a lo largo de la historia –y menos yo que me he puesto a hablar sin haber hecho la investigación pertinente– porque no nos han llegado. porque es mala amante la fama y no va a quererte de verdad; y porque a la mayoría de la gente, por razones tanto de calidad como puramente circunstanciales, nunca llega a quererles, sea de verdad o de mentira. 

total: que sabemos que ha habido gente rica dedicándose a la nada, o a crear empresas y destruir el planeta, o a vender armas o a lo que sea. sabemos también que ha habido una cierta proporción de gente rica que se ha dedicado a hacer cosas tratando de cambiar el mundo para bien, y entre ellos, artistas y pensadores. sabemos además que ha habido gente muy pobre que también ha hecho eso mismo, aun quedándose sin comer, aun teniendo que pagar en cuadros como Van Gogh a su visionario y bondadoso casero. y sabemos que hay muchísimas cosas sobre el arte, la escritura o el pensamiento que nunca nos han llegado porque no han sido celebradas, porque sus creadores o sus familias no las guardaron suficientemente bien o por otro sinnúmero de razones. 

y lo mismo ocurre a día de hoy. quizás mis lectores, si es que alguien lee esto, conocen gente rica que hace lo que le apetece, gente rica a la que le apetece hacer cosas buenas para los demás e invierte su tiempo frente a una mesa pensando o en cualquier otra ocupación o arte, gente normal que saca tiempo para su arte e incluso gente que lo está dando todo por él aun a costa de ser camarero y no tener un chivo. creo que el turbocapitalismo no ha cambiado a esta gente mucho, más que quizás en los medios o la manera de hacerlo. 

el tipo que más me interesa de persona, en concreto del que yo conozco más ejemplos, es el de gente que sabe lo que quiere hacer, que lo ama y que no lo hace. y entre las razones para justificarse a uno mismo que no lo hace se halla el trabajo. afirmación que creo que no es cierta, pero que tiene un poso de verdad. creo que a todos nosotros –este es mi grupo, por si el hipotético lector no lo había imaginado– nos empeora la vida, y la calidad del alma y del pensamiento, el trabajo. pero creo firmemente que si fuéramos ricos y tuviéramos el tiempo nuestra relación con el arte no mejoraría mucho. y este es el grupo de gente que creo que, si no ha creado, ha impulsado con creces el turbocapitalismo. 

hace poco fui a poner una reclamación en consumo de la que por cierto me olvidé de presentar más pruebas cuando me las pidieron para ayudarme (cosa que creo tampoco hubiera ocurrido en tiempos de nuestros abuelos y de lo que también echo la culpa al turbocapitalismo). en un despacho enano y horrible, un señor funcionario, ya de color gris por aparentemente llevar en esa silla los últimos veinte años, me atendió encantador, majísimo, a tres minutos del cierre de mediodía de un viernes (!). además atenderme a mí no es fácil, os tenéis que imaginar a una señora maja pero loca, con muy mal pronto, que no se entera de ningún proceso administrativo y de estas que no van, no señor, a soltar a la liebre. un cuadro. pero ahí estaba el señor regalándome su ayuda y su cariño, perdiendo minutos no pagados de un viernes en ayudarme a poner una reclamación que no iba a ganar y que, ojo, se puede hacer online. 

todo esto me hizo reflexionar sobre este señor y su carácter, y para esclarecerlo resultó que había una frase impresa sobre una foto de una pared con libros pegada justo detrás de él (una pared blanca terrible en la que de haber habido un sólo libro se habría muerto de pena). esta frasecita con la foto, pixelada, impresa en un folio, con colores de impresora de oficina, decía así: ‘si no eres feliz con lo que tienes no lo serás con lo que te falta’. al lado había otra foto igual de tristemente impresa de una golondrina dibujada en un cielo azul. 

miré al señor de nuevo. allí estaba, escaneando los miles de papeles que esta señora loca había reunido en su mesa en horario, ya para entonces, de fin de semana. escaneándolos porque resulta que no es que se pudiera hacer online, sino que sólo se podía hacer online. de manera que este pobre señor estaba dándome su fin de semana para presentar online algo que tan onlinemente podría haber presentado yo desde mi santa casa, y que su único papel era, literalmente, escanear unos documentos que yo por equivocación había rellenado a mano (porque, por supuesto, se podían rellenar directamente online). y me lo estaba dando lleno de bondad, siendo encantador, tan amable que me puse a sudar de la vergüenza. porque, en fin, aunque tengáis que imaginarme como una de esas pesadillas personificadas en señora, de aspecto soy una modernilla estándar en la segunda mitad de sus veinte. alguien esencialmente capaz de presentar un papel online. 

creo que hay personas, como quizás este señor y como la frase de la pared rezaba, que serían capaces de, si quisieran hacer algo, hacerlo sin echar la culpa a ningún trabajo. pero, qué verdad es la que encierra el hecho de echarle la culpa al trabajo?  

como ya me he alargado bastante, y no me ha dado tiempo a hablar realmente de lo que quería hablar que era del turbocapitalismo y de los romanos –porque como buena señora me enrollo mucho–, lo dejo para la segunda parte (contra los romanos II). 


Publicado

en

por

Etiquetas:

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *